Al escribir esta cuarta entrega, se lleva acabo la Convención Demócrata virtual, donde, por fin, sería nominado formalmente Joe Biden como el candidato demócrata para la presidencia de los Estados Unidos. En este espacio, en varias ocasiones he señalado que Estados Unidos seguramente enfrentará una crisis constitucional.
¿Por qué la contundencia de mis pronósticos, faltando más de 70 días para las elecciones? Porque desde hace mas de un año, desde que perdió el Partido Republicano la Cámara baja, el presidente Trump ha sido claro y publicó cuál es su estrategia para asegurar su reelección: que su 'base' salga a votar, desalentar o 'suprimir' el voto, y convencer al electorado que él puede rescatar la economía estadounidense.
Pero desafortunadamente para Trump, cada día que pasa su estrategia se desmorona. En este momento hay 10 puntos de diferencia en las encuestas a nivel nacional, con indicios de que los fans de Trump o cambiaron de bando o simple y llanamente no saldrán a votar en noviembre. Su estrategia para suprimir el voto ha sido demasiado burda, al punto que los mismos republicanos están tomando distancia de las decisiones de la Casa Blanca de quitar recursos a US Post Office -Servicio de Correos, y así reducir enormemente el número de personas que puedan votar haciendo uso del correo. Su última esperanza radica en hacer crecer la economía, o por lo menos dar la impresión a suficientes electores en estados claves, de una eminente recuperación. Pero ante la fracasada estrategia para enfrentar la pandemia del Covid-19 y el impacto que está teniendo en el bolsillo de los electores, estas decisiones se ven reflejadas en las encuestas. Faltando mes y medio para las elecciones, y considerando que muchos electores ya podrán empezar a enviar su voto a mediados de septiembre, parecería que se quedó sin opciones o estrategias para asegurar su reelección.
Pero nunca hay que subestimar a Trump, todos estamos a la espera del October suprise -un evento o la divulgación de información, de último momento, que sea catastrófica para Joe Binden, que podría afectar el voto en noviembre-. Pero es difícil imaginarse un evento, una divulgación o una decisión que pueda tomar el presidente cambiar lo que parecería ser un certero fracaso electoral en noviembre de él y el Partido Republicano. Pero fue exactamente eso lo que pensó Hillary Clinton hace cuatro años.
Y ahora que se está llevando a cabo la Convención Demócrata virtual, podemos ver claramente las dos rutas diferentes que tendrán que escoger los políticos y gobernantes para poder enfrentar la crisis de salud y la económica, que seguramente afectará en los siguientes años a la mayoría de los países del mundo. En un extremo está lo que yo llamo la estrategia Trump: seguir dividiendo a la población, atacando a la oposición, buscando chivos expiatorios. Una estrategia que tiene una prioridad de fortalecerse o mantenerse en el poder con discursos de odio. En el otro extremo, está la estrategia de crear consensos en la población, de acercamiento con la oposición y abrir un diálogo para unificar prioridades para enfrentar los grandes retos económicos y de salud con información pública, científica y acordada. Este generalmente es un estilo de liderazgo en crisis que se ha identificado en aquellos gobernantes que pudieron sacar adelante a sus países ante terribles tragedias y grandes retos. Este es el mensaje que surge de la Convención Demócrata y es la estrategia electoral que usara la fórmula Biden/Harris para ganar en noviembre y asegurar que no sea reelecto Trump.
Ante las elecciones intermedias en México, la crisis económica, de salud y de seguridad que seguramente impactará a un gran porcentaje de los mexicanos, no está demás que el presidente Andrés Manuel López Obrador siga de cerca estas dos rutas, estos dos diferentes estilos de liderazgo. Aunque no es certero que Joe Biden sea el siguiente presidente, lo que es claro, indiscutible, es que Estados Unidos es un país dividido y esa división lo debilita para enfrentar la crisis del Covid-19 e identificar una ruta clara para la recuperación económica. AMLO desconoce cuáles serán los resultados de las elecciones intermedias en el 2021. Pero debería de preguntarse si su estilo de liderazgo, su forma de hacer política es la más adecuada para 2021, lo que será el año más difícil que enfrentará México en la historia reciente del país.
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