En este escenario, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendría pocos pesos y contrapesos ante las propuestas y dramáticas reformas que propone, que podrían tener un importante impacto en la economía, las relaciones exteriores, las reformas educativa y energética, y en la estrategia de seguridad. Y para expertos en estas diferentes materias, hay razones para estar preocupados.
Pero quiero ser clara, que esta preocupación también la deberíamos de tener en cualquier situación, a nivel nacional y local, en la que un gobernante y su partido tienen la capacidad de imponer políticas públicas en las que hay pocos pesos y contrapesos. No es un tema el que Andrés Manuel llegue a ser Presidente, el problema es que los pesos y contrapesos que podrían controlar a un Presidente o Gobernador autoritario son débiles o nulos en México, y tendrán poco éxito para ejercer presión la rama judicial, los partidos políticos, la competencia democrática, los medios de comunicación, la sociedad civil organizada, las constituciones, etcétera.
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