HAY 100 POSIBLES TESTIGOS DE LA MUERTE
DE EL LAZCA
Cada
domingo, unas 100 personas se congregan para jugar béisbol en un terreno
polvoriento marcado solamente por un montículo y gradas oxidadas. Es el
acontecimiento de la semana en este pequeño pueblo de 800 habitantes en el
norte de México que sólo tiene una gasolinera y no cuenta con supermercado,
banco ni escuela secundaria. Pese al nutrido grupo de peloteros y espectadores,
nadie está dispuesto a admitir que estaba allí la tarde del 7 de octubre ni que
vio el tiroteo en las afueras del campo de béisbol en el corazón del estado de
Coahuila. Infantes de Marina mexicanos mataron a tiros a Heriberto Lazcano, “El
Lazca”, un fundador y líder del cártel de los Zetas. Es el capo de mayor
importancia en ser abatido en la guerra contra el narcotráfico lanzada hace
seis años por el presidente Felipe Calderón. Días más tarde, nadie siquiera
admitió haber estado en el partido. “No nos gustan los deportes”, dijo un
adolescente que esperaba su autobús escolar la semana pasada cuando una
reportera de The Associated Press le preguntó si él y sus amigos habían jugado
ese domingo. Los peloteros en esos encuentros semanales son adolescentes en su
mayoría. Algunos residentes del pueblo sí dicen haber escuchado las explosiones
de granadas que al parecer Lazcano lanzó cuando trataba de escapar, pero
insisten en que estaban en casa en esos momentos y pensaron que se trataba de
fuegos artificiales.
24 Horas,
con información de AP
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