Barack Obama llega a su primer año de gobierno con muchos cuestionamientos y con un índice de popularidad en decadencia desde que llegó a la Casa Blanca, cayendo menos de 50%, 18 puntos menos del que tenía hace 12 meses cuando inició su mandato. Después de un año de crisis económicas, desempleo que no ha cedido y guerras en dos frentes, era de esperar que la popularidad de este carismático político cacería. Y así fue, las encuestas ahora señalan que la mitad de los estadounidenses desaprueban el trabajo del presidente Obama.
Es una verdadera lástima que en México básicamente se legisló para que el Presidente no tuviera que hacer una presentación pública, ante las diferentes ramas del poder, una explicación de sus prioridades y rumbo de su administración. Me imagino que muchos de ustedes argumentarán que el tradicional informe presidencial fue hace una década una horrible ceremonia de adulación a los presidentes autoritarios. En los últimos años esta misma ceremonia se convirtió en el arma de venganza en contra de la figura presidencial, buscando apabullar, avergonzar y ser un escenario de reclamos. No era el foro idóneo para promover los ideales democráticos de transparencia y rendición de cuentas por parte del Ejecutivo.
Pero la importancia del estado de la Unión para la cultura política estadounidense es que es un momento en que hay un enfoque especial de los medios de comunicación y hasta cierto punto de los mismos ciudadanos, hacia las propuestas y resultados de sus mandatarios. Y permite, como fue en el caso de Obama, hacer un cambió público y radical del enfoque de la administración de su gobierno.
Y es que un aspecto fundamental de todo buen líder es no sólo ser buen comunicador, sino también tener claridad respecto a dónde deseas llevar al país y saber comunicar a los ciudadanos con contundencia cuál es la ruta a seguir. En este caso, ¿qué tan efectivo fue Obama en su discurso? La respuesta depende de que parte del espectro político provenga del análisis. (¡Yo personalmente pienso que fue un discurso extraordinario y efectivo!) Pero más allá del contenido, esta la estrategia del discurso. Para continuar hacer click aquí
Es una verdadera lástima que en México básicamente se legisló para que el Presidente no tuviera que hacer una presentación pública, ante las diferentes ramas del poder, una explicación de sus prioridades y rumbo de su administración. Me imagino que muchos de ustedes argumentarán que el tradicional informe presidencial fue hace una década una horrible ceremonia de adulación a los presidentes autoritarios. En los últimos años esta misma ceremonia se convirtió en el arma de venganza en contra de la figura presidencial, buscando apabullar, avergonzar y ser un escenario de reclamos. No era el foro idóneo para promover los ideales democráticos de transparencia y rendición de cuentas por parte del Ejecutivo.
Pero la importancia del estado de la Unión para la cultura política estadounidense es que es un momento en que hay un enfoque especial de los medios de comunicación y hasta cierto punto de los mismos ciudadanos, hacia las propuestas y resultados de sus mandatarios. Y permite, como fue en el caso de Obama, hacer un cambió público y radical del enfoque de la administración de su gobierno.
Y es que un aspecto fundamental de todo buen líder es no sólo ser buen comunicador, sino también tener claridad respecto a dónde deseas llevar al país y saber comunicar a los ciudadanos con contundencia cuál es la ruta a seguir. En este caso, ¿qué tan efectivo fue Obama en su discurso? La respuesta depende de que parte del espectro político provenga del análisis. (¡Yo personalmente pienso que fue un discurso extraordinario y efectivo!) Pero más allá del contenido, esta la estrategia del discurso. Para continuar hacer click aquí
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