La cara de la crisis
08 de mayo de 2009
De ser un secretario casi desconocido para la mayoría de los mexicanos, José Ángel Córdova Villalobos, en menos de 24 horas, se convirtió en la figura emblemática ante el país y la comunidad internacional de la peligrosa batalla en contra de la epidemia de AH1N1 que continúa afectando a México y al mundo. Hay que entender lo que estuvo en juego las últimas dos semanas: la vida de miles de mexicanos, la credibilidad y la reputación del país ante el resto del mundo. La capacidad de México de poder todavía aspirar a una “relativamente rápida recuperación económica”. Tal vez estaba en juego la misma gobernabilidad del país.
Y aunque a muchos les parecerán exagerados los anteriores comentarios, hay que considerar lo que podría haber sucedido si, en México, particularmente en la zona metropolitana, la sociedad no se hubiera convencido de que había que tomar pasos concretos y asumir sacrificios para detener el contagio. Además de los muertos y enfermos, podría haber surgido una fuerte crisis social de magnitud inimaginable.
A pesar del literal estado de excepción en que nos encontrábamos (no olviden que el Presidente le concedió poderes especiales al secretario de Salud, que le permitían detener o entrar en un domicilio sin orden judicial), la capacidad de represión del Estado nunca se tuvo que ejercer. ¿Se imagina qué hubiese pasado si la población hubiera desobedecido las rigurosas restricciones impuestas por el secretario Córdova? Ante este tipo de crisis, hubieran tenido que salir el Ejército y Seguridad Pública a imponer control de cuarentena. Para continuar hacer click aquí
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