¿Callar o gritar?
Con frecuencia escuchamos hablar de la influencia que tienen los medios de comunicación sobre la sociedad. No me voy a detener para analizarlo, porque el tema se encuentra fuera de toda discusión. La influencia de los medios existe y negarla sería una necedad, ya que gracias a ellos, de una u otra forma, hemos podido ampliar nuestra visión del mundo y ampliar nuestro horizontes, pero sobre todo nos han permitido conocer una nueva forma de construir el conocimiento y una nueva manera de convivir.
Donde sí es necesario hacer una pausa es en el eterno debate sobre si la influencia es positiva o negativa. Discusión que desde luego pone abajo en el marcador a la influencia negativa, pues de hecho ya son muchos los políticos, las organizaciones religiosas y las civiles que así lo han denunciado de forma recurrente, en el sentido de que la mayor parte de lo que se trasmite, especialmente por televisión, tiene contenido sumamente violento.
Sí, quizá sí. Lo que vemos, escuchamos y leemos todos los días en los medios de comunicación sea la violencia producto de una lastimosa realidad que parece que a todos nos ha rebasado y que muy pocos están dispuestos a reconocer y a aceptar.
Ante este panorama en el que los medios son acusados de alterar el verdadero significado de la noticia con el único fin de obtener una ganancia económica ¿qué se puede hacer? ¿Callar o gritar? ¿Revelar o esconder? ¿Informar o mentir?
¿Hasta qué punto puede o debe un medio de comunicación divulgar alguna información que se considera relevante para el país, aunque incómoda? ¿Bajo qué circunstancias debe un medio ocultar las deficiencias de un Gobierno y así poner en riesgo a toda una población? ¿Hasta dónde se puede hablar de asuntos de seguridad nacional, narcotráfico, delincuencia organizada y toda la violencia que estos temas traen consigo, sin cruzar la línea entre lo público, lo confidencial y lo peligroso?
Y, ¿hasta qué punto un medio de comunicación es responsable y causante de los temas y las problemáticas que da a conocer?
En mi opinión, los medios de comunicación constituyen una invaluable herramienta para la sociedad que le sirve como contrapeso, como control social, como cronistas de la realidad y, eventualmente, aliados de los representantes del poder público, sobre todo cuando el interés de la comunidad está en juego y se deben conjuntar esfuerzos.
Sin embargo, lo medios tienen la obligación de ser implacables con el Gobierno cuando, por sus acciones u omisiones representan un riesgo para los ciudadanos.
En materia de esa violencia que se dice que los medios de comunicación exageran y que influye negativamente en la sociedad, la relación entre medios de comunicación y el Gobierno es vital y no podemos desecharla tan fácil.
Yo celebro que se me permita en mi programa de televisión "Seguridad Total" ejercer esta responsabilidad.
Celebro entonces que Proyecto 40 en los últimos dos años haya asumido su responsabilidad que le corresponde de informar y exigir los cambios necesarios para alcanzar ese México libre y más democrático.
Felicidades Proyecto 40.
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